martes, 31 de enero de 2012

Adquiere un alargador de pene por Internet y le envían una lupa

Quien más y quien menos ha visto, en algún momento de su vida, como sus expectativas hacia los Reyes Magos se frustraban. Sin embargo, pocos habrán padecido la decepción que sufrió hace unos días un pontevedrés al abrir un paquete que anhelaba con ilusión.
Días antes, según trascendió ayer, había dado los pasos precisos para adquirir un alargador de pene. La compra no la realizó directamente en un establecimiento comercial, por así decirlo, físico sino que confió en una página web de las muchas que proliferan por la red de redes.

Un buen día, lo que creía que era el alargador llegó a su poder. Sin embargo, sus ilusiones se cayeron por los suelos nada más abrir el paquete y encontrarse con que el remitente le había enviado una vulgar lupa.

Fue el 6 de enero, día de Reyes, cuando el pontevedrés se personó en la Comisaría Provincial. Su intención inicial fue la de interponer una denuncia al entender que estaba siendo víctima de una estafa telemática, extremo que comunicó a los agentes que se encontraban de servicio. Sin embargo, según trascendió ayer, una vez en la sede policial de Joaquín Costa debió pensárselo dos veces, ya que desistió y decidió volverse por donde había venido.

«Técnicamente sería discutible hablar de una estafa porque agrandar, lo que se dice agrandar, es lo que, a fin de cuentas, hace una lupa», reseñó con ironía un funcionario de la Comisaría.

Otras fuentes, no obstante, precisaron que este tipo de conductas se encuadra en una modalidad de fraude que ha experimentado en los últimos tiempos una cierta expansión. Consiste en la compra de toda clase de artículos por Internet donde se exige el pago previo del importe en una cuenta bancaria abierta, en ocasiones, con una identidad falsa. Una vez recibido el dinero, el vendedor suele desaparecer y con él las webs donde ofertaba los productos.

sábado, 21 de enero de 2012

¡VIVAN LOS NOVIOS!

extraído del MONTEVIDEO COMM


Una pareja británica renovó sus votos matrimoniales, luego de que el marido cambiara de sexo, y por tanto de identidad.




Al igual que muchas parejas, Barry y Anne Watson quisieron renovar sus votos matrimoniales. Sin embargo, años después de su boda, había una diferencia importante: esta vez, Anne iba a casarse con una mujer llamada Jayne.
Cuando Anne se enteró de que su esposo Barry, un instructor de chóferes de ómnibus, quería un cambio de sexo, se enojó muchísimo. Desde un tiempo atrás, la pareja había pasado por momentos tensos, ya que ella sospechaba que su marido lo engañaba con otra mujer.
Finalmente, supo que la verdad era otra, y fue capaz de aceptar la situación. "Anne llegó a aceptarme por lo que yo quería ser y ahora me ama como a una mujer" dijo Jayne -ex Barry- al tabloide inglés Sunday Mirror. "La renovación de nuestros votos matrimoniales era la manera perfecta de demostrar lo felices que estamos con nuestras nuevas vidas", agregó
Anne, de 53 años, admitió que en principio se había "entristecido por la pérdida de Barry ", pero añadió que "existen partes de Jayne que he disfrutado de conocer. Ahora podemos reírnos juntas y hablar sobre el cabello, la ropa y el maquillaje", explicó la mujer.
Una vez superadas sus reservas iniciales, Anne decidió seguir adelante con la segunda ceremonia, demostrando a Jayne y al mundo que acepta a su nuevo cónyuge por lo que es.
"Para mí, nuestra segunda boda fue mucho más especial que la primera, ya que sabía Jayne estaba finalmente a gusto con quién era," dijo Anne. El ex marido y ahora esposa de Anne, explicó que en su niñez se dio cuenta de que era muy diferente de los otros niños y disfrutaba vistiendo prendas de su madre. "Ponerme mi propia ropa de nuevo era como volver a la cárcel", recordó.
"Me parecía normal a jugar a la rayuela con las chicas en vez de jugar al fútbol con los chicos", añadió
De mayor, Barry comenzó a comprar ropa de mujer y viajar a zonas donde nadie lo conocía para caminar por las calles con un vestido y tacones altos.
Desesperado por no desentonar, comenzó salir con mujeres y en 1995 conoció a Anne a través de una columna de corazones solitarios. La afinidad fue inmediata y ambos simpatizaron mucho.
En ese entonces, Anne estaba saliendo de un divorcio doloroso, y al instante se enamoró de la simpatía de Barry. "Era tan dulce que todos lo llamaban 'muñequito', pero no me importaba: estábamos enamorados", dijo Anne.
Tras seis meses de noviazgo, ambos se mudaron juntos a una casa en Halifax, West Yorkshire, y en 2002 decidieron casarse. Sin embargo, entre la felicidad y la alegría, Jayne todavía estaba luchando en su interior.
"Cuando Anne salía de casa, me vestía con una falda y usaba collares de perlas, y en salas de chat de Internet me hacía pasar por una chica", reconoció Jayne.
Con el paso del tiempo, Anne sintió que algo no estaba bien con su marido, y decidió confrontarlo. Finalmente, Jayne confesó todo a su esposa.
"Contarle a la mujer que amaba que yo también quería ser una mujer no fue fácil", dijo Jayne.
Anne admitió que al principio le costaba un buen esfuerzo aceptar a su marido. La primera vez que lo vio dentro de un vestido, lo cortó a tijeretazo limpio. Sin embargo, sus sentimientos hacia su marido siguieron siendo los mismos que antes.
Con el apoyo de su esposa, Jayne decidió empezar un tratamiento de hormonas femeninas para suavizar su piel y reducir el vello corporal.
La pareja ha reafirmado sus votos matrimoniales y antes de la ceremonia fueron de compras juntas para elegir sus vestidos, asegurándose de que ambos combinaran bien. En su día especial, ambas tenían su propio ramo.
Más allá de discusiones puntuales - en particular cuando Jayne roba la ropa y el maquillaje de su esposa - ambas siguen muy enamoradas.
"La gente puede pensar que soy raro o anormal. Pero todo lo que me importa es que Anne me ama ", dijo Jayne.